Promesas

Por EQUIPO AICTS / 17 de mayo de 2015 

España está inmersa en un año electoral. El 22 de marzo tuvieron lugar las elecciones andaluzas; el 24 de mayo se celebrarán las municipales y autonómicas; el 27 de septiembre será el turno para las catalanas; y, finalmente, antes de concluir el año 2015 llegarán las elecciones generales. Son meses de campañas y precampañas electorales, un periodo que se amplía a lo largo del tiempo y durante el cual los partidos políticos y sus candidatos presentan programas, propuestas y hacen promesas.

Nunca en las últimas décadas se había dado un tablero electoral tan complejo. Los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, se han visto sacudidos por la irrupción de nuevas formaciones políticas surgidas como consecuencia de la crisis sistémica de 2008, destacando claramente de todas ellas Podemos y Ciudadanos. Además, junto a ellos persisten IU y UPyD. Y no hay que olvidar el peso de los partidos nacionalistas y regionalistas, mayoritarios en Cataluña, País Vasco y Canarias. Un escenario complejo con nuevas ecuaciones y escenarios posibles, una vez que todo parece indicar que no habrá mucho lugar para las mayorías absolutas y que será necesario pactar.

Pero volvamos a las promesas. La crisis sistémica ha provocado un adelgazamiento del Estado de Bienestar y un descenso del gasto social. Por ejemplo; un reciente estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, en colaboración con la Fundación BBVA, indicaba que el gasto público en Educación y Sanidad se había reducido en un 21% entre 2009 y 2013. Un indicador más de una situación que ha afectado a prácticamente al conjunto de la población, en un contexto de desempleo y precarización del trabajo, con salarios que no alcanzan para llegar a final de mes, y con menos transferencias sociales.

La crisis, y parte de la respuesta de las instituciones a la misma, ha dejado a buena parte de la sociedad en situaciones de mayor inseguridad, con graves secuelas en la igualdad de oportunidades y en la equidad. Algunas de las nuevas formaciones políticas, y aquellas escoradas tradicionalmente a la izquierda, han hecho hincapié en las consecuencias de la crisis, vinculadas a su impacto en las políticas públicas, dos fenómenos que no dejan de retroalimentarse. Desde la recuperación de una parte del discurso vinculado a la socialdemocracia, junto con otras propuestas más complejas, se ha vuelto a poner el foco sobre la función de las políticas públicas. La precampaña y la campaña electoral también giran en torno a esas promesas de todos los partidos políticos. Sin embargo, en muchas ocasiones nos encontramos con promesas que, (lamentablemente) o bien están lejos de poder cumplirse, o simplemente no se van a cumplir. Son declaraciones de buenas intenciones obviamente, que pueden generar ciertas ilusiones en una parte del electorado, mientras que otras hace tiempo que los ciudadanos dejaron de creer en ellas. Muchas personas, familias y colectivos se han quedado por el camino, y lo siguen haciendo con esta crisis que parece no tener fin, mientras que la supuesta recuperación no alcanza a la creación de empleos estables y de calidad, donde los salarios se precarizan. En época de elecciones, no basta sólo con hacer promesas, también con plantearse en cumplir rigurosamente con los programas. Lamentablemente, tenemos una gran experiencia en ambas cuestiones, entre otras cosas, por la falta de responsabilidad de una parte importante de los partidos políticos.