La recuperación que no llega

Por EQUIPO AICTS / 10 de enero de 2016

Comienza un nuevo año y el discurso dominante indica que se seguirá en la senda de la recuperación de las variables macroeconómicas, las cuales tienen efectos sobre los ciudadanos pero están muy alejadas de los mismos, cuando no se podría cuestionar si su evolución positiva no estaría relacionada con ciertas medidas de carácter neoliberal. En todo caso, también hay voces de alerta que señalan el riesgo de repetir antiguos vicios y errores que han derivado en esta situación, fundamentalmente en los ámbitos financieros. Además, hay que destacar que la desigualdad sigue siendo una constante y una realidad y que, a la par que se reduce (muy lentamente y de forma desequilibrada) globalmente, en las sociedades occidentales no deja de aumentar. Pero el discurso neoliberal se agarra al primer hecho a pesar de que el hambre y las condiciones de vida no alcanzan unos mínimos deseables para una buena parte del planeta y en muchas zonas se siguen viviendo situaciones de conflicto.

Pero volvamos a esos discursos sobre la recuperación que inciden en el día a día y que, no podría ser otra manera, tienen un carácter performativo. El año que se acaba de cerrar ha dejado un cierto optimismo en buena parte de los medios de comunicación que incide en esa situación de mejora que hemos indicado, y todo ello con su reflejo en el consumo. Sin embargo, la realidad es otra lo cual nos lleva a destacar dos reflexiones, entre otras muchas. En primer lugar, la cronificación de un escenario que nos muestra esa transformación de la sociedad, que ha sido muy acelerada. La flexibilidad, la inseguridad y la precariedad en relación al mercado de trabajo se ha convertido en norma. El último Barómetro del CIS, de enero de 2016, indica que uno de cada tres españoles ganaba menos de 600 euros al mes, destacando que el 20,1% no contaba con ingresos de ningún tipo. Hemos incidido en muchas ocasiones en este Blog en la situación de la pobreza y la exclusión social, y en cómo las condiciones del mercado laboral están incrementado estos procesos entre los trabajadores. Tener un empleo remunerado ya no garantiza que una familia o una persona no pueda ser pobre.

En segundo lugar, y directamente relacionado con lo anterior, nos encontramos con un importante contingente de la población abocado a la reproducción de la pobreza y la exclusión social. Además de aquellos colectivos que estaban en situaciones desfavorables en periodos de crecimiento económico (bolsas de pobreza, inmigrantes, etc., clases trabajadoras, etc.), otros se han ido incorporando a este grupo, cortándose las posibilidades de movilidad social, y sumándose un contexto de reducción del gasto público en todos los ámbitos que pueden contribuir a mitigar esa situación, incluidos capítulos tan determinantes como la Sanidad y la Educación.

En cierto sentido, parte de la sociedad se ha “acostumbrado” a este escenario, en una época de individualismo, asumiendo los costes de la crisis y sus consecuencias, incluso olvidando esos colectivos a los que cualquiera nos podemos incorporar ante la situación del mercado de trabajo. Desde AICTS tenemos muy claro que esa recuperación ni está ni se le espera, en tanto en cuanto lo que se ha producido es una transformación de la Estructura Social y una disminución de las políticas de igualdad y equitativas. En este 2016 nos sigue correspondiendo denunciar estas situaciones y trabajar por su erradicación. Lo que no podemos hacer es asumir el discurso dominante cuando la realidad es otra.