El papel de la Educación

Por EQUIPO AICTS / 14 de marzo de 2016

Hace unos días se presentó el estudio Cuentas de la educación en España 2000 - 2013, dirigido por Francisco Pérez García y Ezequiel Uriel Jiménez para la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). El mismo presenta un escenario del sistema educativo en España, especialmente desde la perspectiva del gasto tanto público como privado, y contando con la incidencia del mismo en la desigualdad de oportunidades. Mientras que nuestro país había llevado a cabo una trayectoria ascendente en el gasto público de 2000 a 2009, la crisis económica y las políticas de ajustes lo situaron en los niveles de 2007 en el año 2015. Por contra, el privado (el de las familias y empresas), que se había mantenido estable de 2000 a 2009, aumentó notablemente en el periodo de crisis. Es decir, buena parte del descenso de la inversión de las Administraciones en Educación ha tenido que ser cubierta por las empresas y, especialmente, por las familias, lo que incide directamente en la reproducción de las desigualdades sociales.

La Educación es uno de los pilares básicos del Estado de Bienestar, junto a la Sanidad y los Servicios Sociales. España se incorporó tardíamente a los niveles de protección social y de políticas públicas, concretamente en la década de los 80. La Educación era uno de los ámbitos donde España contaba con un mayor retraso, no habiéndose comenzado a articular una red pública en condiciones hasta la Ley General de Educación de 1970, salvando la experiencia de la II República. Pero España contaba con importantes rémoras para crear un sistema educativo equiparable al de sus vecinos europeos, no sólo por la reducida inversión sino por el peso de la Iglesia católica y por la enorme desigualdad en su acceso. Durante los años 80 se avanzó a pasos agigantados en el ámbito educativo aunque no se pudieron romper determinadas dinámicas estructurales del sistema, que en términos generales obtuvo indicadores de éxito como por ejemplo la erradicación del analfabetismo, el acceso de amplias capas de la sociedad a estudios medios y superiores, y los buenos resultados de las mujeres. En definitiva, buena parte de las transferencias sociales fueron eficientes. En el lado contrario, el peso de la Educación privada y los elevados índices de fracaso escolar que se han mantenido hasta la actualidad.

La Educación tiene que ser una de las grandes apuestas de cualquier sociedad, no sólo por contar con una población más y mejor formada, sino porque también es el medio de crear sociedades más democráticas. Además, y se ha demostrado en el pasado aunque las transformaciones económicas y de la globalización han trastocado su valor, también es un medio fundamental para la movilidad social. Consecuencia de la crisis, las políticas del Estado de Bienestar fueron reducidas, con Educación y Sanidad a la cabeza, lo que da lugar a la reproducción de las desigualdades con la práctica eliminación de medidas compensatorias, la reducción del profesorado, de becas y ayudas, etc. Los grupos sociales que tenían más dificultades en el sistema educativo, los ven aumentados porque no podrán acudir al mercado para proveerse de servicios que antes procedían de las Administraciones. Y todo ello en un contexto en el que el ámbito educativo, como en otros muchos, comienza a mercantilizarse.

Estudios como el señalado, así como numerosas obras que han aparecido recientemente, baste señalar los trabajos de José Antonio Marina o de Mariano Fernández Enguita, nos siguen incidiendo en la importancia de la Educación y en su valor como uno de los mecanismos más importantes para conseguir mejorar en la igualdad de oportunidades. Además, a pesar de un mercado de trabajo como el español, está demostrado que a mayor nivel de estudios las posibilidades de encontrar un empleo crecen. Las medidas de ajuste de estos años de crisis, los procesos de mercantilización e individualización, y el cargar sobre las familias gastos educativos que antes no tenían que asumir sólo reproduce la desigualdad social, cuestión que se hace más evidente con los estudios superiores, aunque esta cuestión la dejamos para otro artículo por su trascendencia.