El riesgo ante las condiciones ambientales

Por EQUIPO AICTS / 10 de octubre de 2016


En las últimas semanas, el huracán Matthew ha azotado el Caribé y parte de la costa Este de Estados Unidos. La peor parte, con mucha diferencia, se la ha llevado Haití, uno de los países más pobres del mundo y asolado por numerosos avatares. En 2010 sufrió un devastador terremoto que acabó con la vida de más de 300.000 personas, dejando sin hogar a más de un millón y medio, un escenario dantesco en definitiva como reflejan las imágenes de la tragedia. Matthew ha provocado más de 800 muertos y también ha dejado una serie de destrozos que se han sumado a la precariedad de la vida en Haití.

Pobreza y condiciones climatológicas y naturales adversas están íntimamente relacionadas. No se trata en este artículo de establecer una cronología de las mismas. Es una obviedad, buena parte de los habitantes del planeta que están en peores condiciones de vida lo hacen en territorios en los que el clima es extremo o que tienen un riesgo mayor de sufrir los efectos negativos de la naturaleza. Terremotos, huracanes, sequías, inundaciones, etc., pasan en numerosos países pero siempre sus consecuencias más dramáticas son en los menos desarrollados. Las condiciones de vida, la calidad de las construcciones o la capacidad de organizarse para afrontar estas situaciones, así como sus consecuencias, están ligadas en buena medida al desarrollo de una sociedad. No es lo mismo un huracán en Haití que en Miami, aunque a veces pasen cosas en el primer mundo como el Katrina en New Orleans en 2005, aunque aquí jugaban otros factores.

Los organismos internacionales hace tiempo que han puesto ya el foco sobre la cuestión, aunque da la sensación que este hecho pesa menos que otros en la agenda. El subdesarrollo viene también en parte de esas condiciones ambientales, aunque en las últimas décadas habría que evaluar cuánto se ha hecho por mitigar este escenario. Seguramente que muy poco. Además, a este hecho se suma otro factor de riesgo: el cambio climático. Las transformaciones del Medio Ambiente están generando climas más extremos y sus consecuencias son imprevisibles. De nuevo, los más pobres serán los primeros en sufrir las mismas, al tiempo.