La atención a la dependencia, luces y sombras  

Por EQUIPO AICTS / 03 de septiembre de 2017


La atención a la dependencia es una de las cuestiones que suscita numerosas noticias y debates. España aprobó en 2006 la Ley de Promoción de Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, conocida como la "Ley de Dependencia". Este hecho supuso un hito en el ámbito de los Servicios Sociales en nuestro país y un avance en los Derechos Sociales. Un colectivo tan amplio como el de las personas dependientes, muy heterogéneo y con diferentes circunstancias, así como el de sus cuidadores y cuidadoras, contarían con más recursos y servicios. Importante fue la cuestión del reconocimiento de las personas que se habían encargado del cuidado de dependientes. La gran mayoría de ellos eran mujeres, mujeres que habían sacrificado buena parte de su vida para atender a padres, madres, hijos, hijas, maridos, hermanos, hermanas, etc. El alta en la Seguridad Social suponía un peldaó en la salvaguarda de su futuro.

Pero llegó la crisis y la recesión, los recortes y ajustes. El sistema de atención a la dependencia fue uno de los más afectados. Se perdieron algunas de las conquistas logradas y se regresó en parte al punto de partida anterior, aunque se pudo mantener parte del sistema. De esta forma, la calidad de vida de las personas dependientes y de sus cuidadores y cuidadoras empeoró ya que, a este hecho, había que sumarle la situación de crisis con sus repercusiones en el empleo y en su calidad. En definitiva, menos recursos para la atención a la dependencia, menos transferencias sociales, y las familias dependiendo de unos recursos propios que, en muchos casos, estaban mermando. Y se producía un factor también clave como es la desigualdad entre las diferentes Comunidades Autónomas, porque los recortes no se produjeron de la misma forma en todos los territorios, porque los plazos se alargaban en unas regiones frente a otras, etc.

Pero hay otro elemento sobre el que igualmente se está llamando la atención, a pesar de la supuesta recuperación, como es la calidad de la atención. Y no nos estamos refiriendo a la profesionalidad de todas las personas que se encuentran en ese ámbito sino a sus condiciones de trabajo. Como hemos señalado, la crisis que comenzó en 2008 ha provocado una precarización del empleo y el sector de la atención a la dependencia no iba a ser una excepción. A ello habría que sumarle la Reforma Laboral de 2012 que supuso una flexibilización todavía mayor del mercado de trabajo. Peores condiciones de trabajo, un salario menor, más exigencias, mayor atención de personas en menos tiempo, etc., dan lugar a un escenario muy complicado en el que las trabajadoras, porque estamos hablando también de un sector muy feminizado, y los trabajadores de la atención a la dependencia tienen que hacer un esfuerzo extra para procurar el bienestar de la persona atendida. En definitiva, es fundamental que este colectivo se encuentre en las mejores condiciones posibles para llevar a cabo su trabajo porque los destinatarios del mismo es un colectivo muy vulnerable. Si se incide en el camino contrario, como parece en no pocas ocasiones, no sólo su labor profesional no se dignifica, lo cual es un hecho terrible y censurable, sino que no se presta la atención de calidad que los usuarios precisan.