Protesta social y Derechos Sociales 

Por EQUIPO AICTS / 19 de marzo de 2018


Las últimas semanas están siendo muy relevantes en las protestas sociales que se están produciendo en España en torno a algunas cuestiones relacionadas con el Estado de Bienestar, las políticas públicas y sociales y las desigualdades. Por un lado, los pensionistas han tomado las calles para protestar por la situación de sus prestaciones y por el poco ascenso de las mismas, situándose por debajo del incremento del coste de la vida. Por otra parte, el 8 de marzo se produjeron movilizaciones que visibilizaron la desigualdad de la mujer, produciéndose huelgas y, especialmente, manifestaciones multitudinarias en toda España. En todo caso, dos movimientos que han sido muy transversales, con la presencia de personas de diferentes ideologías, clases sociales, niveles socioeconómicos, etc. Sin duda alguna, ha sido uno de sus principales valores en ambos casos, pero ambos movimientos nos muestran varios indicadores de la situación actual, con sus diferencias y puntos en común.

Los jubilados son uno de los colectivos que se encuentran en una especial situación de vulnerabilidad. Además, desde el comienzo de la crisis sistémica, una buena parte del mismo ha sido el sustento de sus hijos y nietos que se vieron afectados por las pérdidas de sus empleos, el final de prestaciones o la precarización de los trabajos. El escaso aumento de sus pensiones y la incertidumbre hacia el futuro de las mismas, una vez que la denominada "hucha de las pensiones" se ha agotado y que se está produciendo un cuestionamiento del mismo sistema junto con una indisimulada puesta en valor de otros modelos para el futuro, ha despertado una voz de alarma tanto para el presente como para el futuro. Sin duda alguna, está suponiendo una movilización que es un ejemplo para el resto de generaciones en un contexto cada vez más complejo.

Las reivindicaciones de las mujeres demandando la igualdad no son nuevas, ni mucho menos, pero no habían alcanzado una visibilización tan poderosa como la del 8 de marzo. Las mujeres se encuentran en una posición de desigualdad en relación a los hombres en todos los ámbitos, desde el salario hasta la conciliación de la vida familiar y laboral, sin olvidar situaciones intolerables como la violencia de género. Las mujeres salieron a la calle también a demandar y reivindicar esa igualdad y, a pesar de que se ha avanzado notablemente en las últimas décadas, queda mucho camino por recorrer.

No cabe duda que estos dos movimientos son muy importantes y que tienen una relación directa con el modelo de sociedad que queremos y las políticas públicas de carácter social pero las fuerzas a las que se enfrentan son poderosísimas. No cabe duda que el resto de la sociedad debemos implicarnos en estos movimientos y demandas porque en ellas vamos todos y todas, nos afectan al conjunto de la sociedad y a las generaciones futuras. Sin embargo, las políticas neoliberales se están imponiendo claramente con sus ajustes, recortes y privatizaciones en diferentes ámbitos, y las pensiones están en el ojo de mira. Por otro lado, también hay una parte de la sociedad que no está por la labor y que defienden otros valores y modelos de sociedad. Es un hecho que tampoco debemos olvidar porque están ahí. La labor es dura y complicada pero somos muchos y muchas más y debemos demandar esos Derechos Sociales, los presentes y futuros, que suponen un compromiso con la equidad y la igualdad. Sí, la partida es complicada, nunca fue fácil, pero ahora no hay que rendirse.