Lo que nos une

Por EQUIPO AICTS / 21 de junio 2021

Hay un elemento central en todos los estudios acerca de la sociedad, y que no deja de ser determinante: qué nos une. O, dicho de otra forma, en qué se basan los vínculos que conforman una colectividad. Es la gran pregunta y las respuestas se vienen dando desde siempre, desde la Filosofía a las religiones, hasta llegar a los orígenes de la Sociología cuando sus grandes fundadores, como Durkheim y Weber a la cabeza, se centraron en esta cuestión, dentro de la diversidad de sus intereses, danto un papel central a los valores. También, obviamente, Marx se fijó en este hecho. Mención especial merece la diferenciación entre comunidad y sociedad de Tönnies. Y podríamos seguir durante largo tiempo con la cuestión que sigue siendo determinante, afectando a todas las dimensiones de nuestras realidades, relacionándose con los derechos y el concepto de ciudadanía, desde muchísimo tiempo antes obviamente. Qué nos une, cuál es el "pegamento" que nos vincula es uno de los aspectos clave para la conformación de una sociedad y de un tipo u otro. Es un debate central que nunca dejará de estar presente, no se pretende tampoco buscar una solución al mismo.

En todo caso, estos aspectos de los elementos que cohesionan a una sociedad deben también ser compatibles con visiones liberales que ponen el foco en el individuo. Lógicamente, la evolución de nuestras sociedades en relación a la reducción de ciertos lazos que constreñían ese desenvolvimiento individual y restringían la libertad de acción, ha sido positiva. Los seres humanos viven en sociedad y ese hecho lleva a la necesidad de articular esos vínculos que señalábamos anteriormente. Es evidente que no podemos caer en algunos que deben ser superados, en la medida que todavía están presentes en determinadas concepciones políticas, sociales y culturales, como son los relacionados con identidades colectivas excluyentes. Por otra parte, los valores ciudadanos y civiles son fundamentales, aunque se observa cómo, lamentablemente, no son suficientes en no pocas ocasines para cohesionar esas sociedades, estando más presentes los elementos más emotivos y afectivos. Un ejemplo de esta situación es lo ocurrido con la Unión Europea.

Lo que nos une es el formar parte de un conjunto, de unas sociedades, que están interrelacionadadas, en las que existe una corresponsabilidad entre los unos y los otros, siendo clave para la cohesión social, sin olvidar el peso del individuo. Los modelos basados en el Estado de Bienestar, en las políticas públicas que no dejaban en manos del mercado determinados aspectos, han sido claves en este sentido, compaginando, con sus debilidades, estas dos vías. La cohesión social es indisociable de este proceso pero esta se puede ver deteriorada cuando una perte de la sociedad no se encuentra en unas condiciones de vida dignas o las desigualdades son manifiestas, se reproducen constantemente, y no existen posibilidades de generar mecanismos de reducción de las mismas o de equidad. Es un momento en el que seguramente nos encontramos.

Este hecho viene derivado, igualmente, de ciertas políticas y valores neoliberales que han superado ampliamente otros conceptos y que han contribuido a unas sociedades más individualistas. De esta forma, los vínculos de lo común quedan debilitados y la solidaridad orgánica también. Es necesario repensar la cuestión de los vínculos, de lo que nos une, en un momento tan complejo como el que nos encontramos. Si no somos conscientes de este hecho, el riesgo de que otras visiones de la sociedad alcancen un mayor alcance es muy real, y está ocurriendo. Y nos referimos a esas visiones excluyentes en el peor sentido de la identidad, las que utilizan a la nación, la religión, la etnia, etc., para lanzarla contra otros, para marcar una línea entre los "unos" y los "otros" y que emplean a la alteridad como arma arrojadiza. Debemos evitar esos escenarios y ser conscientes de las bases de las sociedades, de las cohesiones sociales, recuperando algunas de las premisas que construyeron unas sociedades más justas e igualitarias. No se trata de negar las complejidades del momento actual, de las nuevas realidades de las dos últimas décadas, del papel de la Globalización, etc., sino que se trata de esa cohesión social. Si lo dejamos todo en manos del mercado, del individualismo basado en el consumismo y del "sálvese el que pueda", estamos perdidos.