Las brechas de la desigualdad

Por EQUIPO AICTS / 28 de noviembre de 2022

María José Romero Ródenas, Catedrática de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad de Castilla - La Mancha, participó en el Curso de Otoño de la Universidad de La Rioja La información y formación en Derechos Humanos en el mes de noviembre. Romero Ródenas incidió en el valor del Artículo 1 del Título Preliminar de la Constitución Española de 1978 que indica que "España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político". Romero Ródenas hacía hincapié en esa naturaleza social del Estado español, en el sentido de su relación con los Derechos Sociales y la vinculación de los mismos con el concepto de ciudadanía. En este sentido, hay que destacar el papel de los modelos de sociedad basados en el Estado de Bienestar. Sin embargo, y como señalaba Romero Ródenas, se olvida casi siempre ese adjetivo "social" vinculado al modelo de Estado y de sociedad.

En el Blog de AICTS hacemos referencia continuamente a las desigualdades en sus diferentes vertientes y ámbitos. La desigualdad es muy estructural en nuestras sociedades, existiendo condiciones que las crean y reproducen. Sin duda alguna, una de ellas es el modelo económico y productivo que se ha intensificado en las dos últimas décadas a través de la Globalización y de la evolución del capitalismo de corte neoliberal. Estas desigualdades se han reducido a nivel global, aunque las brechas siguen siendo inabarcables, y se han incrementado en las sociedades occidentales. Precisamente, en estas se institucionalizaron modelos de sociedad basados en el Estado de Bienestar y en la corresponsabilidad para generar una cohesión social. Cubrir las necesidades básicas y garantizar el acceso a derechos básicos como la Educación o la Sanidad son logros que se consiguieron con elevados esfuerzos. Sin embargo, la crisis de 1973, el cuestionamiento del Estado de Bienestar, la llegada de modelos neoliberales a todos los ámbitos, etc., han puesto en crisis permanente al mismo, destacando los esfuerzos por mantenerlo o reparar ciertas costuras. Pero, y como se ha demostrado en la última década, el impacto de las crisis está siendo elevado. De esta forma, crecen las desigualdades, se cronifican las brechas y las perspectivas de futuro no son positivas aunque nos gustaría tener un horizonte más optimista, y para eso también trabajamos.

Las desigualdades que se cronifican afectan, principalmente, a los colectivos situados en un escenario de vulnerabilidad y de riesgo de exclusión social. En el caso de España, estos grupos se encontraban identificados y casi se podría señalar que había una continuidad en los mismos, principalmente grupos de población de origen trabajadora que se localizaban en barrios populares de las grandes ciudades. La inmigración a partir del comienzo del siglo XXI incorporó un contingente de personas y familias en esta situación, debido a las condiciones socioeconómicas principalmente. Como hemos señalado en otras ocasiones, la crisis sistémica de 2008 provocó que la precarización del mundo del trabajo, y en consecuencia de las condiciones de vida, impactase de forma desconocida hasta la fecha en las clases medias, mostrando ciertas contradicciones ya detectadas en la sociedad. De esta forma, otros colectivos se hicieron más visibles, lo cual no quiere decir que no existiesen antes, como fueron los hogares monoparentales, generalmente encabezados por mujeres, y los parados de larga duración. En este último caso, numerosas personas mayores de 45 años que se vieron expulsados del mercado laboral y que no han podido encontrar un nuevo empleo, con todas las consecuencias habidas y por haber en todos los sentidos, desde las condiciones de vida hasta la salud mental.

Por otra parte, Cáritas ha publicado el informe El coste de la vida y estrategias familiares para abordarlo. Este trabajo es una buena muestra de cuál está siendo el impacto del incremento de precios en general, del coste de la energía y del aumento de los tipos de interés y sus consecuencias en las familias, condicionado por su punto de partida. De esta forma, seis millones de hogares no contarían con los ingresos suficientes para abordar los gastos en vivienda, energía, educación y alimentos. Es decir, uno de cada tres hogares del conjunto del país. El País recogía testimonios sobre la cuestión, destacando cuestiones como la vivienda, hecho que también se ha encarecido tanto en el acceso en propiedad, cada vez más difícil para no pocos colectivos y familias, como en alquiler, también incrementado hasta límites insospechados. Y, ante escenario, y con la combinación de crisis de 2008, de la que no se había salido del todo ni se iba a hacerlo por su carácter estructural, impacto de la pandemia del Covid-19, y todo el contexto geopolítico surgido a partir de 2021, se observa un cambio de modelo de sociedad que incidirá en la desigualdad, aumentándola.

Retomamos en este cierre del artículo las palabras de María José Romero Ródenas sobre el carácter social del Estado español, recogido en nuestra Constitución. Es necesario incidir en este punto, como bien señalaba Romero Ródenas, ya que sobre esa base descansan los principios que nos llevan a sociedades más equitativas y cohesionadas. Es cierto, hay que insistir de nuevo, en que el contexto actual no se parece en muchos sentidos al que alumbró el Estado de Bienestar y su modelo de sociedad, pero no es menos cierto que los retos a los que nos enfrentamos son similares y debe incidirse en esa naturaleza social y en el papel de las políticas públicas para abordarla.