En la cuerda floja

Por EQUIPO AICTS / 16 de enero de 2023

En otras ocasiones hemos escrito que vivimos en sociedades y escenarios un tanto disonantes. Por una parte, hay indicadores y datos que nos muestran situaciones positivas, que dan lugar a que el vaso lo veamos medio lleno. A la vez, en otros momentos vemos cómo se torna diferente la situación y el pesimismo nos invade. Además, no es infrecuente que una cosa es lo que digan los datos y los indicadores y otra lo que se palpa en la calle y en la sociedad. El año que terminó, 2022, ha sido un auténtico sube y baja en este sentido. Si comenzaba en una situación de optimismo por la salida de la pandemia, por unas perspectivas positivas alrededor de los fondos europeos que nos iban a lanzar a una recuperación sin precedentes. Pero, en breve la invasión de Ucrania por parte de Rusia y la guerra consiguiente, los cambios geopolíticos, el aumento de la inflación, de los carburantes, de los tipos de interés, etc., dieron lugar a un encarecimiento de la vida que afectó a la economía de la mayor parte de los ciudadanos y ciudadanas. De esta forma, por ejemplo, la cesta de la compra se disparaba, llenar el depósito del coche se iba haciendo más cuesta arriba, y las hipotecas con interés variable se encarecían, suponiendo un esfuerzo extra para millones de familias.

Decíamos que parecía que el escenario iba a ir a peor. Por un lado, había medidas que intentaban mitigar este escenario, a través de acciones de los gobiernos. Por otro lado, se veía con optimismo la evolución de la economía. En este sentido, las visiones más apocalípticas se iban reduciendo, o se permitía mirar al futuro con un escepticismo menor. Se paraba la inflación, que era alta, lo mismo que el tema de los carburantes, aunque no bajaban. Y la cuestión de los tipos de interés, bueno, eso parece que no tiene solución y se indica que seguirán creciendo. De esta forma, el escenario se dulcificaba un poco. 

Pero no debemos bajar la guardia y es que los datos e indicadores no dejan lugar a dudas. Nada más comenzar el año, El País recogía la noticia de que más de 24 millones de españoles han perdido poder adquisitivo en el año 2022. Este es un dato, sin duda alguna, determinante. La inflación del año sería del 8,4%, mientras que la revalorización de salarios quedaría alejada de esta cifra. Son indicadores que nos devolvían, como hemos señalado en otros artículos del Blog, a otras décadas en las que la inflación era una amenaza constante. El mismo diario insistía en que el comienzo de año traería un aumento de los precios, a pesar de las medidas del gobierno, lo que va a incidir en mayores dificultades para las economías domésticas. El Confidencial incidía en esta cuestión, alargando incluso la tan temida "cuesta de enero" a tres meses. Además, este artículo insistía en que las familias se iban quedando sin colchón para afrontar gastos. Es una de las cuestiones que se van viendo en las encuestas sobre la calidad y el nivel de vida. Hay que tener en cuenta que hay familias que hace mucho tiempo que viven al día, este hecho se intensificó a partir de la crisis de 2008, pero la década y media posterior ha acentuado esta tendencia.

En el lado contrario, lo que señalábamos, habrá indicadores que muestran tendencias positivas, pero no debe ocurrirnos lo que pasó con el comienzo de la recuperación de la crisis de 2008, cuando lo que mejoraron fueron únicamente los indicadores macroeconómicos mientras que los salarios se quedaban en unos niveles bajos. Habrá personas que digan que exageramos, que somos muy negativos, pero muchas personas viven en la "cuerda floja". Y, si no, solo hay que palpar la situación de la calle y la percepción de los ciudadanos que sienten cómo su nivel de vida ha empeorado y que no les llega con su salario, teniendo que hacer auténticas birguerías para llegar a fin de mes. Es la realidad que tenemos, lamentablemente.