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El cambio de sistema
Por EQUIPO AICTS / 17 de febrero de 2025
Durante los últimos dos años, la famosa cita de Antonio Gramsci "El viejo mundo se muere y el nuevo está por llegar, y en ese claroscuro surgen los monstruos" ha sido empleada continuamente para explicar el escenario en el que nos encontramos. Ciertamente, la misma es muy pertinente y en la época de Gramsci, primeras décadas del siglo XX, con todo lo ocurrido tras la Primera Guerra Mundial y el crecimiento del fascismo, era muy acertada. Y, de la misma forma, lo es en nuestro tiempo. Los cambios que se han venido dando en el primer cuarto de siglo de la centuria XXI cabría enmarcarlos en ese claroscuro que señalaba Gramsci, un periodo contradictorio y que ha ido dando lugar al crecimiento de populismos, polarización, tendencias iliberales, culminada en 2024 con la segunda elección de Donald Trump para la presidencia de Estados Unidos. El tablero ya ha cambiado y no sabemos hacia dónde vamos.
Sí que sabemos de dónde veníamos. Nuestras sociedades, occidentales, habían vivido un periodo de su historia basado en la democracia liberal, el reconocimiento de derechos, el papel del Estado de Bienestar, aunque en diferentes versiones, y la creencia en un cierto concepto del progreso que parecía asentarse en un avance continuado. Lo cierto es que, en buena medida, esa promesa de progreso se iba cumpliendo, con cada generación viviendo mejor que la anterior. El capitalismo había salido vencedor del choque de bloques con el comunismo, con la caída del Muro de Berlín en 1989 y el posterior colapso de la Unión Soviéitica. La Globalización estaba en camino de acelerar y la década de los noventa del siglo XX preparó el terreno para un siglo XXI que vio la expansión del capitalismo neoliberal. Todo este escenario iba dándose a la par que también se producían una serie de transformaciones en todos los niveles. Económicamente, no cabe duda de que se vivía una época de crecimiento. La nueva división internacional del trabajo y la liberalización del comercio internacional iba a ser determinante. Mientras que la industria era desplazada a otros países en vías de desarrollo, Occidente se desindustrializaba. Y, por otro lado, el sector primario seguía un camino muy similar. El mundo político, por su parte, parecía entrar en un periodo basado en una especie de "gestión". Las sociedades occidentales tenían consolidados sus sistemas democráticos, muchas demandas de la izquierda se habían logrado, y no se cuestionaba el capitalismo como modelo. De hecho, las demandas y reivindicaciones se centraron en conquistas de Derechos Sociales y en la situación de colectivos y minorías, que habían quedado marginados, cuando no discriminados. En el plano geoestratégico, parecía que el tablero estaba asentado con un Estados Unidos hegemónico, una Europa unida, y unos países en vías de desarrollo que tendrían que seguir la línea del progreso marcada. ¿Había tensiones?, sin duda. La secular situación de Oriente Medio, el conflicto de Yugoslavia, sin olvidar guerras en África y otros lugares del mundo. A nivel más global, el yihadismo se convertía en una amenza, con el 11-S de 2001 como un punto de inflexión. Y, por otro lado, China crecía, pero se pensaba que seguiría el camino de convertirse en una democracia con el aumento de las clases medias. Esto no fue así. Finalmente, en el sistema de valores, el mundo asistió a la aceleración de valores más individualistas y consumistas, hecho que también ha sido determinante en el proceso de cambio que estamos viviendo, intereactuando con el resto de factores. Como elemento a sumar, y clave, el desarrollo de las Tecnologías y todo lo ocurrido en estos veinticinco años Internet, Redes Sociales, IA, etc.
La evolución del mundo con este escenario no parecía que iba a dar lugar a lo que ha ocurrido. Pero, la crisis sistémica de 2008 mostró las contradicciones del mismo eran una realidad y, lo que viene aconteciendo desde entonces, con momentos tan determinantes como la pandemia del Covid-19 o la invasión de Ucrania por parte de Rusia, está dando lugar a un tránsito hacia otro escenario. Estamos en ese momento que señalaba Gramsci, de intermedio. La crisis del capitalismo neoliberal globalizado, que parece encontrarse en un salto hacia delante, y la llegada de sistemas iliberales, entre otros factores, muestran una realidad compleja que hemos asumido. Sin embargo, con todas sus debilidades y contradicciones, muchas generaciones hemos vivido, en un tiempo y lugar determinado, que también hay que vivirlo, un periodo que ha alcanzado las mayores cotas de bienestar y de nivel de vida. Ahora, estamos en un punto de inflexión y no queda claro hacia dónde vamos. Tiempos convulsos, pero no hay que perder la esperanza de que los mismos puedan ir en otra dirección. Costará, eso sí.