El debate sobre la inmigración

Por EQUIPO AICTS / 15 de agosoto de 2018


Desde hace un par de meses, el debate sobre la inmigración ha alcanzado un nueva dimensión en España, aunque no es menos cierto que parece un salto hacia adelante en un proceso más amplio, lamentablemente. Mientras que en parte de Europa ha dado lugar a discursos y medidas de carácter populista y xenófobas, en España habían quedado más soterradas. Pero los acontecimientos de estos últimos meses han despertado el uso político y demagogo de la cuestión migratoria, así como el falseamiento de los datos o su uso incorrecto. Que la situación del Mediterráneo, la frontera sur de la Unión Europea (UE), es insostenible es un hecho. La crisis de los refugiados procedentes de Siria, las rutas migratorias, el escenario en un Estado fallido como Libia, las negociaciones de la UE con el mismo y Turquía, las medidas del gobierno italiano, etc., están acentuando este hecho. Pero, la realidad más evidente es que miles de personas y familias ponen en riesgo su vida para alcanzar un proyecto de vida mejor, huyendo de la pobreza, la precariedad y las zonas de conflicto.

La resolución de la primera crisis humanitaria del Aquarius, con la medida del Gobierno español de aceptar la llegada a puerto de esa embarcación, dio lugar a una serie de discursos en los que se hablaba de "efecto llamada" y de un escenario de insostenibilidad en la frontera sur de España, especialmente en Ceuta y Melilla y las costas de Andalucía. Aunque es cierto que ha habido un incremento de las personas que están entrando por esas vías, debido al cierre de otras rutas migratorias, del relajo de los controles por parte de Marruecos y de procesos más cíclicos, la realidad es que la gran mayoría de las personas que entran en España lo hacen a través de los aeropuertos y que por el litoral representan el 10%, jugándose y perdiendo la vida en pateras y embarcaciones precarias. Además, hay que considerar que para buena parte de la inmigración, España es una etapa de tránsito hacia otros países del norte de Europa. De esta forma, los diferentes indicadores nos muestran cómo no se está produciendo una "crisis migratoria" en nuestro país, a pesar de los discursos del miedo sobre la cuestión. Otro dato interesante sobre la cuestión nos lo muestra el Eurobarómetro y la diferencia entre la percepción del porcentaje de inmigrantes en los diferentes países de la UE y la realidad: en la gran mayoría de los países se piensa que es mayor que el real, por ejemplo en Italia el 24,5% frente al 6,8% real, en España del 23,2% al 8,5%, o en Portugal un 20,6% frente al 6,2%.

Que la inmigración supone un importante reto para nuestros países es una realidad. Que es una situación que afecta al conjunto de Europa y que la frontera sur, el Mediterráneo, es la zona más compleja, también. Pero no debemos olvidar el hecho ya señalado al comienzo de este artículo, la gran mayoría de los inmigrantes toda la decisión de dejar sus países y sociedades en busca de mejores oportunidades de vida, posiblemente las únicas que tienen ante la imposibilidad de llevarlas a cabo en las mismas. En la muchos casos, son personas cualificadas las que dejan estos países, perdiéndose capital humano en sus sociedades de origen. Quedan sujetos a trayectorias de riesgo, en no pocas ocasiones en manos de mafias o a la merced de estados fallidos, jugándose la vida y perdiéndola en no pocas ocasiones. Finalmente, casi todas nuestras sociedades occidentales se encuentran inmersas en crisis demográficas de bajas natalidades y fecundidades, lo que implica que la inmigración es uno de los medios para afrontar esta situación. Levantar vallas y muros en forma de discursos populistas y xenófobos, como está ocurriendo explícitamente en Italia, Polonia, Hungría, etc., y comenzar a hacerlo aquí, generando alarmas no justificadas, es entrar en un camino sin retorno. Esperemos que sea de corto recorrido pero mucho nos tememos que no hay muchas esperanzas en ese sentido.