El mundo del trabajo

Por EQUIPO AICTS / 12 de abril 2021

Uno de los ámbitos de análisis más importantes, en todos los sentidos, es el del mundo del trabajo. No pretendemos hacer aquí un análisis de todo este proceso pero no cabe duda que, a lo largo de las últimas décadas, asistimos a una nueva reconceptualización de los conceptos del trabajo y del empleo. La posmodernidad trajo como una de sus claves la liberación del individuo de ciertas "ataduras", una de ellas la del trabajo, como un factor alienante y deshumanizante. Obviamente, este hecho está muy resumido y precisaría de mayores contextualizaciones. Por otra parte, el contar con un trabajo sigue siendo un aspecto determinante en la inclusión social de los individuos y tiene un impacto determinante en la identidad personal y colectiva. De esta forma, esos procesos de transformación del trabajo también chocan con esa realidad. En las décadas centrales del siglo XX, el trabajo se vinculó directamente también con la vocación y el contar con un empleo en el que uno estuviese a gusto. Tampoco hay que olvidar cómo, en sociedades basadas en modelos de Estado de Bienestar, acceder a un empleo también es contar con el acceso a una serie de derechos y de prestraciones contributivas. Sin embargo, la década de los noventa del siglo XX y las dos primeras del siglo XXI han supuesto transformaciones sin precedentes. Como en otros fenómenos, en la final del siglo XX se daban esos cambios más sutiles y en el siglo XXI se aceleran. 

La última década ha mostrado una serie de cambios que se han intensificado, pero no porque no estuviesen ya presentes. El más obvio es el de la digitalización de la economía, lo que también ha dado lugar a transformaciones en la automatización de actividades. En este sentido, el debate sobre los sectores que han ido desapareciendo y cómo van a ser sustituidos por otros, que generarían nuevos trabajos, es una constante aunque no está claro que ese cambio se vaya a producir. Es decir, los trabajos que desaparecen con la automatización y la digitalización no cuentan con sus sustitutos. La deseabilidad y el optimismo tecnológico en relación a la automatización y la digitalización también se observa en la cuestión de la "Economía verde". La sostenibilidad es el nuevo marco de referencia que incide en las posibilidades de otros empleos que sustituyan a los actuales. Pero, otra vez, nos encontramos con evidencias débiles sobre las opciones de la sostenibilidad y la "Economía verde".+

En el otro lado, un concepto clave es la transformación del mundo del trabajo a través de la combinación de los procesos de digitalización y los efectos de la "economía del contenedor". Esta "uberización" del trabajo también es una constante que está intensificándose y que implica cambios clave en conceptos vinculados a las condiciones de trabajo, los derechos laborales y esas cuestiones tan importantes y relacionadas también con el propio Estado de Bienestar como es el papel de la negociación colectiva y de sus actores. El proceso de "uberización" incide en esa individualidad de las relaciones laborales y en el papel de los algoritmos en el mundo del trabajo a través del control de plataformas que, en definitiva, son intermediarias. Se ha maquillado a este proceso a través de mensajes sobre la autonomía individual, la capacidad de elección del sujeto, etc., pero no es cierto. Además, con la pandemia Covid-19 se ha intensificado el uso del teletrabajo lo que implica también no pocas dudas y consecuencias en los marcos que estamos señalando.

El mundo del trabajo, como todos, se encuentran en una transformación continua, pero en las últimas décadas ha sido cada vez más intensa. Asistimos a unos cambios que inciden, en grandes rasgos, en una precarización de sus condiciones y en una dualidad cada vez más extendida. Por una parte, buenos empleos, cada vez menos frecuentes que parecen cada vez más reservados a ciertos grupos sociales, precisamente los que se encuentran en una situación más favorable dentro de la estructura social. Por otra parte, empleos cada vez más precarios e inestables en los que van entrando colectivos más amplios. De esta forma, el escenario se complejiza ya que también se dan disonancias entre los deseos y expectativas de las personas y la correspondencia entre su formación y el empleo al que acceden, dándose en muchas ocasiones procrastinaciones. En definitiva, que aquella pregunta "¿qué quieres ser de mayor?", tiene ahora respuestas más difíciles. El mundo del trabajo es complejo y los cambios señalados son una realidad, pero no debemos desestimar su valor y su importancia en aras de ciertos optimismos y determinismos que no se cumplen. Y sin olvidar el papel que el trabajo sigue teniendo en el acceso a ciertos derechos y prestraciones contributivas.