De impuestos y "Los papeles de Pandora"

Por EQUIPO AICTS / 1 de noviembre de 2021

No por esperada no deja de enfadar. La salida a la luz de los llamados "Los papeles de Pandora", a cargo del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y que en España ha sido difundido por El País y La Sexta, ha mostrado de nuevo las fallas de un sistema que favorece una ingeniería fiscal a través de la cual las elites evaden sus responsabilidades. Si hace unos años nos encontramos con "Los papeles de Panamá", y todo el escándalo consiguiente, los actuales van mucho más allá porque implican a más despachos involucrados en esas prácticas. Los nombres son numerosísimos y abarcan desde deportistas y artistas a empresarios, pasando por políticos que son, o han sido, presidentes, ministros, etc., de diferentes gobiernos. Volveremos sobre esta última cuestión.

No hace falta insistir mucho en el valor de los impuestos para unos sistemas como los nuestros, en el sentido de que son una de las bases de una corresponsabilidad y una cohesión social que genere equidad e igualdad de oportunidades. Es así, y así tenemos que seguir defendiéndolo a pesar de que las corrientes actuales van en otras direcciones. Sin embargo, la posibilidad de evadirse de las responsabilidades, de crear empresas offshore en paraísos fiscales con las que se pagan menos impuestos, y además no en su país, es una práctica más habitual de lo que sería deseable. Estamos en un escenario de enorme complejidad al que acceden una serie de elites y grupos con una posición en la estructura social. Son esas personas y grupos los que cuentan con el conocimiento y las herramientas, y la colaboración de abogados a economistas, entre otros, que posibilitan esa ingeniería financiera. Además, todo esto ocurre en un contexto en el que las grandes empresas, multinacionales, se han desligado de sus países de origen. Son elites capitalistas desarraigadas de sus territorios que no sienten responsabilidad por los mismos, en la mayor parte de los casos.

Si todo esto es grave, todavía lo es mucho más el que haya políticos, en activo incluso, con estas cuentas, incluyendo jefes de Estado. Esto supone un golpe durísimo para la legimitidad de ciertos mensajes y del propio sistema. Generalmente, la responsabilidad se lanza hacia familiares o empresas en las que se estuvo en el pasado, pero son de nuevo mensajes que generan una sensación muy difícil en una ciudadanía duramente golpeada por crisis, precariedad del mercado de trabajo y un sistema impositivo que se centra en las clases medias y medias - bajas, sin olvidar los impuestos indirectos que afectan a todos por igual. De esta forma, discursos institucionalizados socialmente, de manera informal, que inciden en las trampas que se pueden hacer para no pagar impuestos, y los casos son recurrentes, quedan claramente legitimados y justificados. Se impone seguir incidiendo una pedagogía social en la dirección contraria pero, claro, si tu jefe de Estado, presidente o ministro se monta una offshore, complicado. De esta forma, cuando los youtubers se van a Andorra por el sistema fiscal, hay que reforzar los esfuerzos en unos jóvenes que están en un sistema educativo gratuito y universal de los 3 a los 16 años, que cuentan con una sanidad pública, etc. Ciertamente, no son todos, como se pudo comprobar en esa polémica de hace unos meses, pero es paradójico que sean precisamente gente que se ha beneficiado de un modelo o de un sistema los que luego les dan la espalda. Signo de unos tiempos.

En el lado contrario de la balanza, una noticia que no ha tenido un recorrido tan amplio. 136 países y jurisdicciones acordaron un impuesto de sociedades global mínimo del 15% que se repartirá entre los países donde las empresas tengan beneficios. Este acuerdo, amparado por la OCDE, puede suponer un punto de inflexión importante para esas prácticas que implican a grandes compañías, muchas de ellas tecnológicas, con presencia en todo el mundo, que generan beneficios y que tributan lo mínimo en esos países, derivando sus obligaciones fiscales a otros países más flexibles. Sin duda alguna, un acuerdo necesario para luchar contra ese escenario injusto así como contra el "dumping fiscal" de no pocos lugares. No es suficiente pero es un paso.