Costes indirectos en Educación y desigualdad, segunda fase

Por EQUIPO AICTS / 23 de enero de 2023

En las últimas semanas, los medios de comunicación y las Redes Sociales han prestado una especial atención al nuevo estudio de ESADE sobre la denominada "Educación en la sombra", o lo que es lo mismo, cómo a través de los costes indirectos en Educación se van ampliando las desigualdades y generando otras. Este fenómeno viene marcado por los estudios que realiza ESADE sobre Educación y, específicamente, sobre las desigualdades en Educación. Hay que reconocer el mérito de ESADE en este análisis y en poner el foco en la cuestión, ya tratada por otros especialistas en el ámbito de las desigualdades en Educación. De esta forma, el nuevo y recomendable informe lleva por título Educación en la Sombra en España: Una radiografía del mercado de clases particulares por estapa escolar, capacidad económica de los hogares, titularidad de centro y Comunidad Autónoma, llevado a cabo por Juan Manuel Moreno y Ángel Martínez Jorge. De hecho, este trabajo es una continuación del desarrollado hace un año, que también tuvo un gran impacto en medios de comunicación, y del que escribimos en este Blog, igualmente encabezado por Moreno, de la UNED.

El impacto en los medios de comunicación ha sido igual de amplio, de hecho El País tituló la noticia sobre el informe como "El auge de las clases particulares: los ricos las usan para diferenciar a sus hijos, los pobres para que no se queden atrás". El estudio pone de manifiesto un fenómeno muy estructural que hace referencia a cómo se articulan las diferencias sociales y cómo determinados grupos y colectivos están en una posición de ventaja para aprovechar las posibilidades que el sistema ofrece. Y, cuando el mismo no llega, siempre hay otros caminos. En realidad, todo está ya inventado. Hace unas pocas generaciones, acudir a clases particulares estaba reservado a las clases más privilegiadas, que se podían pagar una academia, un profesor particular o la formación en idiomas, concretamente en Inglés. Estas posibilidades, para la mayoría de las generaciones socializadas en los setenta y ochenta, eran posibles solo cuando no quedaba otro remedio, y haciendo un gran esfuerzo, como veremos posteriormente. Es decir, habías suspendido asignaturas y tenías que recuperar en verano. Era la realidad.

El análisis de los costes indirectos en Educación es necesario, y trabajos como los de ESADE se hacen necesarios. Como hemos señalado en no pocas ocasiones, hay una accesibilidad universal y gratuita a la Educación obligatoria de los seis a los dieciséis años, ampliable de tres a seis, que permite que nuestro sistema educativo funcione más de lo que solemos pensar, o de lo que muchos agentes creen. Es decir, y como demuestran informes de la OCDE y otros estudios, es un sistema educativo con mayor grado de equidad que la mayoría de los de su entorno. Eso no quiere decir que no existan desigualdades, al contrario. Ni que existan centros de difícil desempeño, especialmente en la pública, que concentran un mayor porcentaje de alumnado en situación de desventaja o vulnerabilidad social. Al contrario, es una situación que se produce constantemente y que cuenta con una muy difícil solución. La capacidad de elección de centro, y no hablamos de redes sino de una tipología de centros con un alumnado específico, pueden ser públicos y concertados; el papel de las familias y su implicación; y el origen socioeconómico que tanto condiciona, son variables centrales e interrelacionadas. Y, obviamente, esos costes indirectos en los que se incluyen esas clases particulares, en el sentido de quiénes pueden acceder a ellas, a cuáles, y cómo.

El sistema educativo español, a través de la descentralización en sus Comunidades Autónomas, ha realizado un gran esfuerzo en el ámbito de la lucha contra las desigualdades y por la equidad, que no es suficiente. El caso de las clases particulares es una muestra de ello, a pesar de cómo se han articulado numerosos programas de apoyos en las distintas regiones. Pero, como siempre, hay mecanismos y caminos para seguir manteniendo, y ampliando, las brechas sociales. Pero, también tendríamos que hacer una reflexión necesaria sobre cómo nuestro sistema educativo igual, decimos igual, está fallando en la garantización de ciertos contenidos y competencias, lo que da lugar, de forma indirecta, a la generación de nuevas desigualdades. Además, también debemos tener en consideración el papel de las familias, de padres y madres, que toman decisiones sobre las trayectorias educativas de sus hijos. De esta forma, el artículo de El País sobre familias que se quitaban de gastos, incluso de la cesta de la compra, por dar oportunidades educativas complementarias a sus hijos e hijas también era para destacar. 

Pero, aunque parezca en ocasiones lo contrario, no es una novedad. Ha ocurrido siempre. De hecho, la movilidad social se ha sustentado en esfuerzos y sacrificios de las familias para dar las mejores oportunidades a sus hijos e hijas. Ahora se centran también en esta formación complementaria, porque no queda otro remedio en el contexto en el que nos desenvolvemos. Sí, no cabe duda, si vienes de ciertas clases sociales, partes y tienes ventaja. Pero, la movilidad social se basa en una serie de premisas y promesas que, en buena parte, se han roto. Pero, hasta que alguien nos demuestre lo contrario, no parece que haya otro camino. En ocasiones, muchas, caemos en contradicciones, pero hay que tener en cuenta el papel de las familias, sus apuestas y esfuerzos. Miremos a lo que el sistema no puede llegar y tratemos de corregirlo, siempre habrá margen de maniobra, pero todo esto no es nuevo y es más complejo.