Decisiones acerca de la Natalidad

Por EQUIPO AICTS / 24 de abril de 2023

La cuestión de la Natalidad sigue ocupando una posición relevante en la agenda pública. Siempre que aparecen los datos de población, fundamentalmente procedentes del Instituto Nacional de Estadística, se recurre a los especialistas buscando las causas de la baja Natalidad en nuestro país. De esta forma, una bajísima Natalidad como la que nos ocupa, con un Índice de Fecundidad que no permite cumplir la Tasa de Reemplazo, se ha convertido en estructural en España, no siendo una excepción en relación a otros países occidentales, aunque sea uno de los que cuenta con peores escenarios en ese sentido. Descenso del número de hijos, retraso de la edad del primer hijo y señalamiento de una de las causas principales de las personas que quisieran tener más hijos el hecho de no contar con medios y estabilidad para ello, aparecen reiteradamente. Así, en general, se incide en que las consecuencias de esta situación son muy negativas para una estructura demográfica que nos muestra un envejecimiento, que incide en la sostenibilidad de los sistemas de protección y que presenta desafíos significativos. Tampoco faltan las voces que señalan que tampoco es un escenario tan complejo y que responde a adaptaciones y ciclos demográficos. Además, también suele incidirse en la inmigración como el factor clave para "compensar" este escenario, como así ha sido desde el comienzo del siglo XXI.

Héctor García Barnés publicó en El Confidencial el artículo "Los hijos, 'un lujo que no todos pueden permitirse': Suecia muestra su futuro a España", que recoge los resultados de diferentes estudios en los países nórdicos acerca del proceso que se está dando en los mismos. De esta forma, se observaría un ascenso de la Natalidad entre los grupos sociales con más nivel de renta, en detrimento de los situados en el otro extremo. Es un escenario que supondría un cambio vinculado a las posibilidades de tener hijos, desde un punto de vista material, cambiando una tendencia en la que las rentas medias - altas y altas tenían menos hijos. Algunos expertos consultados para el artículo inciden en que esta tendencia todavía no es visible en España debido a que los países nórdicos están más avanzados en materia de conciliación y de ayudas a la Natalidad. Sin embargo, no es menos cierto que este proceso ya se está vislumbrando también.

Como hemos indicado en otros artículos, la decisión de tener hijos es una cuestión personal/de pareja en relación a un proyecto de vida. Es decir, se tener hijos no es una "obligación" como lo fue en el pasado, cuando un sistema de valores institucionalizado marcaba como un hito en las trayectorias de las personas el formar una familia. De esta forma, los cambios en dichos sistemas de valores dieron lugar a que tener hijos fuese una opción y no una obligación. Por otra parte, también se ha producido una transformación en el "valor de los hijos", pasándose a los denominados "hijos de calidad". Es decir, se parte de una estabilidad vital y laboral para poder tener familia, por parte de muchas personas que quieren tener hijos, en el sentido de poder ofrecerles todas las oportunidades posibles. De esta forma, y en un contexto como el actual, tener hijos se va convirtiendo en una opción muy vinculada a la situación laboral y profesional. Este proceso también se ve determinado por el hecho de que la estabilidad laboral se va retrasando, las conciliación es complicadísima en el sector privado, y el hecho de que el primer hijo llegue cada vez más tarde hace mucho más difícil que se pueda tener un segundo. 

Los datos y procesos que nos muestran los países nórdicos no son una novedad, al contrario, están ya muy presentes. Seguramente, como bien apuntan los expertos en el artículo de García Barnés, nos encontramos en algún estadio anterior, desde el punto de vista de las decisiones personales y de las condiciones estructurales que posibiliten la conciliación, difíciles en unos modelos de Estado de Bienestar como los de la Europa de Sur. Pero, no cabe duda de que en numerosos casos las decisiones acerca de tener hijos, y especialmente el segundo, están marcados por las trayectorias profesionales y laborales y por las condiciones materiales. Y esto se está intensificando.