Dificultades para llegar a fin de mes
Por EQUIPO AICTS / 20 de noviembre de 2023
Es habitual que nos centremos en el Blog de AICTS en noticias e informes vinculados a las condiciones de vida y a las desigualdades. Ciertamente, en la última década y media se han dado cambios en nuestras sociedades que están desembocando en una precarización de las primeras y en un aumento de las segundas. No faltan las voces que señalan que, en la actualidad, se vive mucho mejor que en otras épocas. No les falta razón, nuestras sociedades han alcanzado una elevada situación de bienestar. Y, realmente, no es menos cierto que estamos pasando una historia de la Humanidad que, en el mundo occidental, se ha caracterizado por un progreso y una paz duradera, con algunas situaciones excepcionales. Pero, no es menos cierto que la deriva de nuestro mundo con las consecuencias de la Globalización, del modo en que se ha desarrollado la misma, así como con la aplicación de medidas económicas neoliberales, está dando lugar a un escenario en el que nuestras condiciones de vida se pueden ir perdiendo, y no es cuestión de ser agoreros. El aumento de los precios, de los tipos de interés, la inestabilidad del mercado laboral, etc., están definiendo un contexto en el que la movilidad social no funciona.
De esta forma, las noticias no sorprenden y cada poco tiempo van apareciendo nuevos indicadores que nos muestran una realidad cada vez más cruda para cada vez más personas y familias. Sin embargo, también nos hemos ido inmunizando. Lamentablemente, nos hemos acostumbra a estas noticias y datos. Este hecho recuerda a lo que ocurrió en la crisis de 2008, cuando durante unos años asistíamos a numerosos estudios y a cifras durísimas, como por ejemplo las del aumento del desempleo. También es cierto que, en nuestras sociedades, hay personas y colectivos para los que estas situaciones suenan algo lejano, que no les afecta. Este hecho implica una ruptura de otro factor importante en nuestras sociedades como es la ruptura de la cohesión social. Hay estratos de la sociedad que se encuentran en unas situaciones de vulnerabilidad y riesgo de exclusión social, entre los que se reproduce la desigualdad y este escenario.
Los datos que han salido en los medios de comunicación en los últimos días inciden en esa situación. Por ejemplo, El País se hizo eco de un próximo estudio bajo el título Prevención y atención a la exclusión residencial de la organización Provivienda. A partir de los datos de la "Encuesta de condiciones de vida" del Instituto Nacional de Estadística (INE), los resultados que se muestran son muy explícitos. De esta forma, tras hacer frente a los gastos de alquiler o pago de la hipoteca, un 17% de los hogares españoles se quedan en situación de pobreza severa. Este hecho muestra dos procesos de nuestros tiempos. Por un lado, el importante peso que tiene en nuestros gastos la vivienda, habiéndose producido el ya comentado incremento de los tipos de interés, así como un aumento de los alquileres que hace muy difícil el acceso a la vivienda en ese régimen; por otr parte, la precarización del mercado de trabajo, con unos salarios bajos. El estudio muestra cómo, precisamente, el riesgo de caer en esa pobreza severa es mayor para las personas que tienen la vivienda en alquiler que en propiedad, todo un indicador. Mujeres, jóvenes y extranjeros extracomunitarios son los colectivos que están en un escenario más complicado.
Precisamente en relación a los jóvenes, Cinco Días publicaba un artículo sobre un estudio que hacía referencia a que el 30% de los jóvenes españoles tienen dificultades para cubrir sus gastos básicos. En este caso, el trabajo lo ha desarrollado ESADE y también abarca la situación en otros países del arco mediterráneo como son Italia, Portugal, Líbano, Marruecos, Túnez y Jordania. Además de estas dificultades, también un 40% indica que tienen muchos problemas para conseguir ahorrar. Igualmente, la emancipación se ralentiza en España. Sin embargo, también señalan que sus expectativas de futuro son positivas y que esperan poder contar con una situación de estabilidad. Es decir, cuentan con perspectivas de futuro, aunque reconocen y son conscientes del contexto en el que se desenvuelven.
En definitiva, un escenario de complejidad y dificultades en la vida diaria y cotidiana, para afrontar gastos básicos, y en el que es determinante el origen socioeconómico, que marca la posición de partida. Nuestras sociedades se encuentran ante grandes desafíos y retos que tienen que ver con sus condiciones de vida y la cohesión social. De momento, no pinta bien.