El impacto de la soledad

Por EQUIPO AICTS / 04 de diciembre de 2023

Vivimos en unas sociedades que están en continuo cambio. Es una realidad a la que nos vamos adaptando a medida que se suceden procesos de transformación de forma cada vez más acelerada. Los mismos, van a una velocidad que, lo que hace unos pocos años era una certeza, ahora ya ha mutado. Sin duda alguna, los cambios tecnológicos son el principal indicador de los mismos. Unas sociedades que avanzan a una digitalización cada vez mayor, que afecta a todos los ámbitos de nuestras vidas. Con la Inteligencia Artificial (IA), y todos los debates que le rodean sobre su impacto, así como otras cuestiones vinculadas a la digitalización, se ha dado un salto cualitativo en este escenario. Las tecnologías han cambiado nuestras formas de informarnos, de comunicarnos, de relacionarnos, de participar como ciudadanos y ciudadanas, de trabajar, de consumir... está afectando a todo. Las bases de nuestras sociedades han cambiado profundamente en dos décadas. Las tecnologías están trayendo grandes avances y efectos muy positivos, pero también cuentan con retos y desafíos, consecuencias queridas y no queridas, y brechas digitales que se van agrandando a medida que las tecnologías avanzan, como hemos venido también manifestando en algunos posts de este Blog. 

En el ámbito social, estamos más interconectados que nunca, en teoría. Internet y las Redes Sociales han ido configurando un tejido se nos muestra en todo su esplendor a cualquier paso que damos. Llevamos un ordenador en el bolsillo, un Smartphone o un IPhone, y nos van saltando las notificaciones de las interacciones que se producen a nuestras publicaciones en Instagram, Twitter, Facebook, TikTok, etc. Redes Sociales en las que operan claramente variables como la edad, especialmente para aquellos colectivos más jóvenes, que están vinculados al un mundo de la imagen. Las Redes Sociales nos muestran, como han apuntado no pocos expertos, un mundo de interacciones continuas y que funcionan de modo adictivo. Cuantos más amigos, seguidores, likes, etc., se tenga, mejor. Sin embargo, detrás de este escenario, y sin negar también que las Redes Sociales tienen aspectos positivos, como la posibilidad de conectar a gente que se encuentra lejana, la difusión, etc., nos encontraríamos con un importante vacío. 

La revista digital ETHIC publicó hace unos días "La juventud solitaria" de Arantza García. La autora expone una serie de indicadores, provenientes de diferentes estudios y fuentes como la Fundación ONCE, Cruz Roja, así como de artículos científicos, que reflejan cómo existe un importante porcentaje de jóvenes que se sienten solos o que no cuentan con relaciones significativas, o no están interesadas en ellas. Paradójicamente, en un contexto como el descrito en los párrafos anteriores, en el de una hiperconectividad a través de las Redes Sociales e Internet, se va produciendo un incremento de la soledad entre este grupo de edad. De esta forma, casi el 22% de los jóvenes españoles de 16 a 24 años se sienten solos, siendo un dato que no se produce únicamente en España sino también en otras sociedades desarrolladas. Los diferentes informes y estudios recogidos hacen hincapié en esa paradoja, la de la sociedad cada vez más interconectada pero las dificultades para muchas personas de establecer relaciones significativas, aportando algunas respuestas como la importancia que tiene el contar con las mismas para contar con una mejor salud mental y bienestar.

Y es que, no podemos desligar esta cuestión de esta última conclusión. En un contexto como el que nos encontramos, con una salud mental cada día en mayor riesgo, la dimensión relacional cuenta con un valor importante. Se ha analizado en colectivos como las personas mayores, las cuales tienen más posibilidades de encontrarse en situaciones de soledad porque muchas de ellas viven solas, sus familiares no se encuentran cerca, etc. Los resultados, en este caso, están claros: a mayor soledad, mayores riegos de depresión. En el caso de los jóvenes, que no cuentan con estas circunstancias en la gran mayoría de los casos, son otros factores como es el impacto de las tecnologías y las Redes Sociales. Se producen, de esta forma, situaciones de aislamiento y buena parte de las relaciones que se establecen a través de estos medios carecerían de características como la calidez o la profundidad, aunque se reconoce que las Redes Sociales pueden mejorar la conectividad de las relaciones.

En definitiva, una sociedad como la nuestra en la que el sentimiento de soledad está cada vez más presente, afectando también a los colectivos más jóvenes. Una sociedad que precisa de prestar una mayor atención si cabe a estos procesos, por su impacto en la salud mental y en el bienestar de las personas. Además, en unas sociedades en los que el estrés y las demandas, en todos los niveles, desde el personal al profesional y laboral, son crecientes, también podemos encontrarnos solos y desbordados, aunque estemos rodeados de personas.